Los seres humanos poseemos un conjunto diverso de debilidades,
algunos se caracterizan por ser tan ingenuos,
otros somos literalmente amordazados por el pasado,
y otros por ser desproporcionadamente sencibles,
volubles, sentimentales, y frágiles mentales.
Las debilidades condimentan nuestras vivencias,
aclaran algunas dudas arraigadas,
y sepultan algunos conocimientos de infante,
fieles a las tentaciones puras y castas.
Noches al azar,
sentimientos fortuitos,
impredecibles reacciones,
así es de mezquino el amor.
En cualquier momento sale a relucir,
asolapado debajo de tu ventana,
entre las rendijas donde cruza soplando el viento
en los días de invierno.
Desespero con locura,
desquiciado me siento,
al no ver pasar tu sombra por mi alcoba
y cuando repito tu nombre en tu exilio
erguido y despierto.
Sufro de parálisis emocional
minutos antes de cubrirme sobre mi lecho,
ingiero pastillas para no pensar en ti,
y suelo engañarme con deslealtad.
Así pasan los años y los otoños,
dejando a su paso pétalos de rosas
que surcan el abismo de nuestras vidas,
y contagian viralmente el romanticismo por doquier,
para cualquier heredero
que tomó por rehén el cupido del amor.
Perpetraste el gran asalto en mi juventud plena,
escaseó el rocío en el preciso instante
en que adulé tu mirada tibia y soñadora,
me moldeaste intrépido con tus pálidas palmas
y teñiste mi rostro con tu colores.
Los finales son crudos y despiadados,
carecen de escrúpulos y desmayos,
más aniquiladores que una guerra mundial,
sin paz y sin salida.
¡Déjenme soñar con sus labios!
deambulando y bailando
al compás de su voz,
labios de princesa reencarnada
que saben a pura cepa.
domingo, agosto 15, 2010
domingo, julio 11, 2010
Equivocadamente enamorada
Llevas suelas gastadas de tanto caminar,
lloraste un río sin cesar,
haz roto el abanico de promesas,
tiraste por la ventana las terapias,
y engañaste a tu propio corazón.
Los amoríos no se quitan a tirones
ni en cátedras de psicología,
ni con calmantes por las noches,
ni tampoco con un "A Dios" y después con un "hasta luego",
sino con esperanza y sin debilidades.
El amor puede convertirse en un zapato
viejo, usado y polvoriento,
cuando hay descuido y desgastes.
Hay ocasiones en que el amor no es de color rojo,
sino de naranja degradado,
y se compara con una astilla en la palma de tu mano:
"Si te tocas y te rozas la mano
sentirás el pinchazo profundamente en la piel.
Si omites el dolor y obvias los constantes pinchazos
dejarás la astilla para otro día
y seguirás sintiendo el malestar hasta que llegue el momento
de tomarte la molestia en quitártelo.
En cambio, si retiras la astilla de raíz sin dejar partícula alguna
no volverás a sentir los pinchazos nuevamente."
Los tormentos hay que batallarlos con pararrayos,
y los tragos amargos hay que endulzarlos con helados de fresa.
Cuando vives en una nube es maravilloso,
sientes que los ángeles cantan a tu alrededor,
y que las sirenas nadan en tu alberca,
además, no tienes sueños en tu vida,
sino vives en tu sueños.
Pero cuando cambia de estación se derriten las nubes
y se diluyen los sueños.
El amor no sirve para arrancarte una lágrima de los ojos,
ni para destrozar en mil pedazos el corazón,
menos para humillarnos suplicando querer.
El amor se construye de ambos lados,
se siembra, se cuida, se riega con magia,
y se cosechan los mejores frutos
para disfrutarlo juntos en el jardín de Afrodita.
Deberían cumplir sentencia los sujetos que ilusionan
y engalanan interesadamente a las musas enamoradas.
Aveces llevamos la maldita venda sobre los ojos,
y nos dirigimos por el camino que creemos correcto,
sin embargo,
la realidad se encuentra a la vuelta de la esquina,
y nos sorprendemos cuando estamos frente a ella.
Estos soles, y estas lunas,
las vives
equivocadamente enamorada.
lloraste un río sin cesar,
haz roto el abanico de promesas,
tiraste por la ventana las terapias,
y engañaste a tu propio corazón.
Los amoríos no se quitan a tirones
ni en cátedras de psicología,
ni con calmantes por las noches,
ni tampoco con un "A Dios" y después con un "hasta luego",
sino con esperanza y sin debilidades.
El amor puede convertirse en un zapato
viejo, usado y polvoriento,
cuando hay descuido y desgastes.
Hay ocasiones en que el amor no es de color rojo,
sino de naranja degradado,
y se compara con una astilla en la palma de tu mano:
"Si te tocas y te rozas la mano
sentirás el pinchazo profundamente en la piel.
Si omites el dolor y obvias los constantes pinchazos
dejarás la astilla para otro día
y seguirás sintiendo el malestar hasta que llegue el momento
de tomarte la molestia en quitártelo.
En cambio, si retiras la astilla de raíz sin dejar partícula alguna
no volverás a sentir los pinchazos nuevamente."
Los tormentos hay que batallarlos con pararrayos,
y los tragos amargos hay que endulzarlos con helados de fresa.
Cuando vives en una nube es maravilloso,
sientes que los ángeles cantan a tu alrededor,
y que las sirenas nadan en tu alberca,
además, no tienes sueños en tu vida,
sino vives en tu sueños.
Pero cuando cambia de estación se derriten las nubes
y se diluyen los sueños.
El amor no sirve para arrancarte una lágrima de los ojos,
ni para destrozar en mil pedazos el corazón,
menos para humillarnos suplicando querer.
El amor se construye de ambos lados,
se siembra, se cuida, se riega con magia,
y se cosechan los mejores frutos
para disfrutarlo juntos en el jardín de Afrodita.
Deberían cumplir sentencia los sujetos que ilusionan
y engalanan interesadamente a las musas enamoradas.
Aveces llevamos la maldita venda sobre los ojos,
y nos dirigimos por el camino que creemos correcto,
sin embargo,
la realidad se encuentra a la vuelta de la esquina,
y nos sorprendemos cuando estamos frente a ella.
Estos soles, y estas lunas,
las vives
equivocadamente enamorada.
lunes, mayo 17, 2010
Quisiera
Quisiera que la lluvia empape nuestros cuerpos,
para poder abrigarte con mi calor,
para que puedas respirar con mis pulmones,
y secar tus labios con la yema de mis dedos,
acariciándote las mejillas bajo las estrellas.
Llevaré agua hacia el campo
y leña para nuestra fogata
frente a los peñascos nocturnos,
para quemar nuestros despojos,
y para ver emanar el humo sobre nuestros sombras.
Leeré tu nombre para escribir,
encontraré tu mirada para soñar,
soñaré tu sonrisa para vivir,
buscaré tus manos para rozarlas sutilmente,
aspiraré tu perfume para sentirte cerca,
conseguiré luz debajo de tus cabellos.
Seguiré tu pasos sin hacer pausa,
salpicando gotas de agua sobre jazmines y claveles,
sembrando la amapola,
y cosechando fruta fresca en primavera.
Quisiera soplar las velas de tu barco,
y cambiar el rumbo de la travesía,
para rescatarte de la tempestad y del diluvio,
cuidarte del caudal y la corriente del río,
Quisiera llevarte de sur a norte
aferrado a una canoa y a un par de remos
escuchando el silencio de tu voz.
Quisiera estar pintado en carbón,
dentro de un atardecer en acuarela,
posado frente a tu silueta,
arrodillado ante a tus pies,
devorado por un inmenso manglar,
cubierto de tu brillo
y mojado de ti.
Quisiera tomarte de las manos,
bailar bajo la luna cercado de violetas
sintiendo mariposas en nuestros vientres.
Y soñando despierto;
dibujaré cupidos en la cubierta de la mesa,
y sacaré el polvo sobre los senderos de fantasía,
para partir rumbo a las puertas de tu corazón.
para poder abrigarte con mi calor,
para que puedas respirar con mis pulmones,
y secar tus labios con la yema de mis dedos,
acariciándote las mejillas bajo las estrellas.
Llevaré agua hacia el campo
y leña para nuestra fogata
frente a los peñascos nocturnos,
para quemar nuestros despojos,
y para ver emanar el humo sobre nuestros sombras.
Leeré tu nombre para escribir,
encontraré tu mirada para soñar,
soñaré tu sonrisa para vivir,
buscaré tus manos para rozarlas sutilmente,
aspiraré tu perfume para sentirte cerca,
conseguiré luz debajo de tus cabellos.
Seguiré tu pasos sin hacer pausa,
salpicando gotas de agua sobre jazmines y claveles,
sembrando la amapola,
y cosechando fruta fresca en primavera.
Quisiera soplar las velas de tu barco,
y cambiar el rumbo de la travesía,
para rescatarte de la tempestad y del diluvio,
cuidarte del caudal y la corriente del río,
Quisiera llevarte de sur a norte
aferrado a una canoa y a un par de remos
escuchando el silencio de tu voz.
Quisiera estar pintado en carbón,
dentro de un atardecer en acuarela,
posado frente a tu silueta,
arrodillado ante a tus pies,
devorado por un inmenso manglar,
cubierto de tu brillo
y mojado de ti.
Quisiera tomarte de las manos,
bailar bajo la luna cercado de violetas
sintiendo mariposas en nuestros vientres.
Y soñando despierto;
dibujaré cupidos en la cubierta de la mesa,
y sacaré el polvo sobre los senderos de fantasía,
para partir rumbo a las puertas de tu corazón.
domingo, marzo 28, 2010
Déjame hacerlo
Déjame pintar las paredes con tu nombre,
dejando letras sobre los trazos,
dibujando tu rostro,
y formando nubes de amor en los balcones.
Déjame entrar en tu vida,
en tus días y en tus noches,
viendo el atardecer desde tu ventana
y clamando amor desde las afueras de tu morada.
Déjame formar parte de tus sueños,
ser el protagonista de esas historias de amor,
como romance de un príncipe azul
en un cuento de Hadas.
Déjame ser el sístole y el diástole de tu ritmo cardiaco,
el médico de cabecera de tu corazón,
el lunar de tu piel.
Déjame susurrar debajo de tu almohada,
calentar tu habitación como estufa encendida.
Déjame probar la miel de tus labios,
el cálido aliento de tus abrazos,
el aroma a néctar de tus cabellos,
la lisura en tus manos.
Déjame recitarte esta poesía,
hoy una prosa y mañana un verso,
para saborear la magia de la literatura
y sentir la escarcha sobre nuestros hombros,
porque los poemas son testigos
del amor y de la inspiración.
Déjame firmar las cartas de amor,
sellar mi nombre con las palabras,dejando letras sobre los trazos,
dibujando tu rostro,
y formando nubes de amor en los balcones.
Déjame entrar en tu vida,
en tus días y en tus noches,
viendo el atardecer desde tu ventana
y clamando amor desde las afueras de tu morada.
Déjame formar parte de tus sueños,
ser el protagonista de esas historias de amor,
como romance de un príncipe azul
en un cuento de Hadas.
Déjame ser el sístole y el diástole de tu ritmo cardiaco,
el médico de cabecera de tu corazón,
el lunar de tu piel.
Déjame susurrar debajo de tu almohada,
calentar tu habitación como estufa encendida.
Déjame probar la miel de tus labios,
el cálido aliento de tus abrazos,
el aroma a néctar de tus cabellos,
la lisura en tus manos.
Déjame recitarte esta poesía,
hoy una prosa y mañana un verso,
para saborear la magia de la literatura
y sentir la escarcha sobre nuestros hombros,
porque los poemas son testigos
del amor y de la inspiración.
Déjame firmar las cartas de amor,
guardar el cofre de los poemas.
Dejame tomar dictado de tus encantos,
inhalar el aire que respiras,
sentarme al costado de tu sofá.
Déjame salir por las calles pregonando ensueños,
con gigantescas pancartas y colosales carteles frente a la plaza,
proclamando sueños que me consumen
y que cosquillean en mi corazón.
Déjame cubrirte de la tormenta intensa,
abrigarte cuando sientas frío,
secar las partículas de tus lágrimas
cuando escasea el rocío.
sentarme al costado de tu sofá.
Déjame salir por las calles pregonando ensueños,
con gigantescas pancartas y colosales carteles frente a la plaza,
proclamando sueños que me consumen
y que cosquillean en mi corazón.
Déjame cubrirte de la tormenta intensa,
abrigarte cuando sientas frío,
secar las partículas de tus lágrimas
cuando escasea el rocío.
lunes, marzo 08, 2010
Creí
Gozamos cuatro primaveras,
nos arrebataron tres veranos,
fuimos desobedientes y tan necios,
que nos dimos cuenta demasiado tarde.
Nos sentamos alrededor de la pileta del amor,
deshojando girasoles y contando los pájaros que anidaban en los árboles,
y haciendo memoria del escarnio y del fracaso del pasado.
Me di cuenta de lo absurdo que fue lo nuestro.
Creí haberte conocido,
estuve al final del precipicio,
me empujaste hacia el vacío,
probé agua del desierto,
y me abrigué en el iglú que abandonaste.
Creí haberte conocido,
al menos un setenta por ciento,
haciendo cálculos y maquinando planes,
cuan mezquino ladrón asecha su próxima víctima,
y poniendo el ojo en la carnada.
Creí haberte conocido,
tomándote de las manos y abrigándote las espaldas,
saliendo ileso de cualquier obstáculo,
enajenado y mártir en la historia,
y doblegando hasta mi propia sombra,
Creí haberte conocido,
cuando no te conocía,
cuando veía blanco y era negro,
cuando nos juramos amor eterno,
y cuando el amor fue sólo una novela.
Las campanas de la catedral,
me enrumbaron hacia la verdad,
quemando fotografías,
y asediando los deseos carnales.
Pensé que habías tomado el primer vuelo de avión por la mañana,
y otra usurpaba tu reemplazo,
pero descubrí que eres la misma,
sin un pelo de tonta.
Creí haberte conocido,
sin haber tomado una copa de alcohol,
como aquellos idiotas,
que ahogan sus tristezas y sus penas
en la barra de un bar nocturno.
nos arrebataron tres veranos,
fuimos desobedientes y tan necios,
que nos dimos cuenta demasiado tarde.
Nos sentamos alrededor de la pileta del amor,
deshojando girasoles y contando los pájaros que anidaban en los árboles,
y haciendo memoria del escarnio y del fracaso del pasado.
Me di cuenta de lo absurdo que fue lo nuestro.
Creí haberte conocido,
estuve al final del precipicio,
me empujaste hacia el vacío,
probé agua del desierto,
y me abrigué en el iglú que abandonaste.
Creí haberte conocido,
al menos un setenta por ciento,
haciendo cálculos y maquinando planes,
cuan mezquino ladrón asecha su próxima víctima,
y poniendo el ojo en la carnada.
Creí haberte conocido,
tomándote de las manos y abrigándote las espaldas,
saliendo ileso de cualquier obstáculo,
enajenado y mártir en la historia,
y doblegando hasta mi propia sombra,
Creí haberte conocido,
cuando no te conocía,
cuando veía blanco y era negro,
cuando nos juramos amor eterno,
y cuando el amor fue sólo una novela.
Las campanas de la catedral,
me enrumbaron hacia la verdad,
quemando fotografías,
y asediando los deseos carnales.
Pensé que habías tomado el primer vuelo de avión por la mañana,
y otra usurpaba tu reemplazo,
pero descubrí que eres la misma,
sin un pelo de tonta.
Creí haberte conocido,
sin haber tomado una copa de alcohol,
como aquellos idiotas,
que ahogan sus tristezas y sus penas
en la barra de un bar nocturno.
lunes, febrero 15, 2010
Subestimando
El colchón viejo cumplió tres años de soledad,
con resortes impregnados de óxido,
felpa mal oliente,
no podía echarme en él.
La uñas de los pies han ido cayendo poco a poco,
junto a los calcetines limpios que dejé en tu alcoba,
el invierno pasado.
Perdí la custodia del amor,
la virginidad y la virilidad,
en los callejones de un arrabal.
He pensado firmemente que estoy a prueba de balas,
listo para que evalúen si desarrollo trastornos de personalidad.
Mi itinerario semanal es pintoresco,
indescriptible e impredecible.
un tanto desdichado.
Maldito indeciso,
que calla para no gritar,
y para no morder.
Me ha costado varios naipes
reprochados con fracasos,
cabizbajo y senil.
Este rol de díscolo
se lo debo a ese gran inepto interior,
escaso de capacidad en poder tragar mis propios sentimientos,
sintiendo culpa por abrir la bocota
y por declarar verdades y confesiones fuera de momento.
El payaso y el ventrílocuo robaron mis risas agudas
y mi corazón cubierto de inocencia,
en la fiesta de los insensatos.
La sombra de los justicieros,
el exiliado triste,
el enamoradizo aprendiz,
no se hasta cuándo,
seguiré subestimando.
con resortes impregnados de óxido,
felpa mal oliente,
no podía echarme en él.
La uñas de los pies han ido cayendo poco a poco,
junto a los calcetines limpios que dejé en tu alcoba,
el invierno pasado.
Perdí la custodia del amor,
la virginidad y la virilidad,
en los callejones de un arrabal.
He pensado firmemente que estoy a prueba de balas,
listo para que evalúen si desarrollo trastornos de personalidad.
Mi itinerario semanal es pintoresco,
indescriptible e impredecible.
un tanto desdichado.
Maldito indeciso,
que calla para no gritar,
y para no morder.
Me ha costado varios naipes
reprochados con fracasos,
cabizbajo y senil.
Este rol de díscolo
se lo debo a ese gran inepto interior,
escaso de capacidad en poder tragar mis propios sentimientos,
sintiendo culpa por abrir la bocota
y por declarar verdades y confesiones fuera de momento.
El payaso y el ventrílocuo robaron mis risas agudas
y mi corazón cubierto de inocencia,
en la fiesta de los insensatos.
La sombra de los justicieros,
el exiliado triste,
el enamoradizo aprendiz,
no se hasta cuándo,
seguiré subestimando.
domingo, febrero 07, 2010
Punto y aparte
Sacando chispas de soledad,
montado en un caballo moribundo,
y pastando ovejas negras.
Triste como la viuda,
pero dócil como tus cabellos.
Este es el segundo capítulo de tu vida,
sosegado y funesto,
doblegada o nada,
separando el agua del aceite.
Esta es la semilla de propósito,
de un futuro incierto,
por la gran desdicha que pasaste.
Esto es un punto y aparte.
Que no te deje atrás la vida,
corriendo sin una gota de agua que beber,
sofocada de traición perpetua,
sin el más mínimo pudor de amar.
Ramillete de rosas,
sentimientos cataclísmicos,
sensaciones como a los quince,
Esto es un punto y aparte.
Dedícate a pregonar ensueños,
delirios y más que sueños
Y lograrás descubrir que tu misma eres
tu dueño.
Patrones y peones,
ponen en marcha,
la edificación de superación,
y agitan sus brazos para
brindarte un abrazo.
Y así,
cambiando el rostro,
y volteando la página,
asomarás el trofeo de ser feliz,
ayudado de un punto y aparte.
montado en un caballo moribundo,
y pastando ovejas negras.
Triste como la viuda,
pero dócil como tus cabellos.
Este es el segundo capítulo de tu vida,
sosegado y funesto,
doblegada o nada,
separando el agua del aceite.
Esta es la semilla de propósito,
de un futuro incierto,
por la gran desdicha que pasaste.
Esto es un punto y aparte.
Que no te deje atrás la vida,
corriendo sin una gota de agua que beber,
sofocada de traición perpetua,
sin el más mínimo pudor de amar.
Ramillete de rosas,
sentimientos cataclísmicos,
sensaciones como a los quince,
Esto es un punto y aparte.
Dedícate a pregonar ensueños,
delirios y más que sueños
Y lograrás descubrir que tu misma eres
tu dueño.
Patrones y peones,
ponen en marcha,
la edificación de superación,
y agitan sus brazos para
brindarte un abrazo.
Y así,
cambiando el rostro,
y volteando la página,
asomarás el trofeo de ser feliz,
ayudado de un punto y aparte.
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