lunes, febrero 15, 2010

Subestimando

El colchón viejo cumplió tres años de soledad,
con resortes impregnados de óxido,
felpa mal oliente,
no podía echarme en él.

La uñas de los pies han ido cayendo poco a poco,
junto a los calcetines limpios que dejé en tu alcoba,
el invierno pasado.

Perdí la custodia del amor,
la virginidad y la virilidad,
en los callejones de un arrabal.

He pensado firmemente que estoy a prueba de balas,
listo para que evalúen si desarrollo trastornos de personalidad.
Mi itinerario semanal es pintoresco,
indescriptible e impredecible.
un tanto desdichado.

Maldito indeciso,
que calla para no gritar,
y para no morder.
Me ha costado varios naipes
reprochados con fracasos,
cabizbajo y senil.

Este rol de díscolo
se lo debo a ese gran inepto interior,
escaso de capacidad en poder tragar mis propios sentimientos,
sintiendo culpa por abrir la bocota
y por declarar verdades y confesiones fuera de momento.

El payaso y el ventrílocuo robaron mis risas agudas
y mi corazón cubierto de inocencia,
en la fiesta de los insensatos.

La sombra de los justicieros,
el exiliado triste,
el enamoradizo aprendiz,
no se hasta cuándo,
seguiré subestimando.

domingo, febrero 07, 2010

Punto y aparte

Sacando chispas de soledad,
montado en un caballo moribundo,
y pastando ovejas negras.
Triste como la viuda,
pero dócil como tus cabellos.

Este es el segundo capítulo de tu vida,
sosegado y funesto,
doblegada o nada,
separando el agua del aceite.

Esta es la semilla de propósito,
de un futuro incierto,
por la gran desdicha que pasaste.

Esto es un punto y aparte.

Que no te deje atrás la vida,
corriendo sin una gota de agua que beber,
sofocada de traición perpetua,
sin el más mínimo pudor de amar.

Ramillete de rosas,
sentimientos cataclísmicos,
sensaciones como a los quince,

Esto es un punto y aparte.

Dedícate a pregonar ensueños,
delirios y más que sueños
Y lograrás descubrir que tu misma eres
tu dueño.

Patrones y peones,
ponen en marcha,
la edificación de superación,
y agitan sus brazos para
brindarte un abrazo.

Y así,
cambiando el rostro,
y volteando la página,
asomarás el trofeo de ser feliz,
ayudado de un punto y aparte.