lunes, noviembre 06, 2017

Sueño de Idilio


Te cambio un par de poemas por una fulgurante sonrisa tuya,
te dejo en silencio para admirar tu tímida estatua,
te regalo lo poco que me queda para que extiendas tus brazos tersos,
te hablo sin tartamudear para merecer tu mirada enceguecedora,
Oh! mujer pulcra y sensata...

Puedo ver mi rostro turbado en el brillo de tus cabellos
cuando custodio tu sombra deslumbrante,
Si toco tus manos rozan las nubes en mi piel,
si dejo de palparlas me cubro de poros y espinas,
Oh! mujer pulcra y sensata...

Me deslizo por tus prolongadas pestañas
que vierten pétalos de rosa de jardín vesperal,
para alcanzar las quimeras que sembraste en el pálido invierno.
Tu compañia es más exquisita que un helado natural,
y oirte es la mejor melodía de mis preludios de amor.

Las veces que sueño contigo estoy despierto debajo de una arboleda,
y mis fantasías se diluyen en la realidad cuando cala la noche.
Espero furtívamente que el tibio aguacero trace el cauce de tu camino
para llevarte frutos generosos que coseché de mi tierra fértil,
y concedértelos cuando abras esa puerta de roble blanco
que barnizaste con tu perfume en la primavera pasada.
Oh! mujer pulcra y sensata...

sábado, septiembre 16, 2017

24 horas

Su voz, se cuela en la quebrada de los andes,
retumban y palpitan de pasión
en corazones púberes alimentados de frenesí
acelerado como los latidos exacerbados y febriles.

Sus cabellos de realeza adolescente,
rozan el filo del sombrero del mendigo.
Sus luceros reflejan los colores del crepúsculo,
y me conducen a la orilla de sus tibias mejillas.
Sus labios son mi pecado,
y su piel infinita invade mis sueños.
Su figura abre paso a dos caminos
que llevan a la armonía de mi inspiración.

Besé su sombra de primavera,
y olí petunia de alborada,
Señalando los circundantes que dibujan
los destellos de su canto,

Penetrante y fulminante,
su mirada,
atraviesa la timidez de mis ojos,
y calcina lánguidamente
estatuas de granito sin clemencia.

Llevo veinticuatro horas batallando contra las agujas del reloj,
viéndola en las paredes de mi mente,
y escuchándola en los resquicios de mi voz,
sentado con los bolsillos cargados de alegría.

viernes, junio 30, 2017

Tata

Como se oye mi guitarra cuando estás ausente,
triste y desconsolada,
nostálgica y a veces desafinada,
eres el mástil que sujeta mis trastes.

Heredero de la dinastía imperial,
descendiente de los guerreros de Cajamarca,
bastión de las guerras fortuitas,
roble de mármol.

Se secaron tus lágrimas,
en el jardín de la amapola y el maíz,
durante las torrentes de soledad,
al final del camino de trocha
que desemboca en las minas.

Tus alegrías se encienden en antorcha,
y se apagan con un soplo,
tus tristezas se cosen en los tejidos,
y se desprenden con espiocha.

Llevas una armadura fornida,
que derrocha vigor cuando se prende el sol,
valiente cuando se avecina la tempestad,
recio para recibir un golpe,
y necio para concordar,
con tus brazos nervudos.